La reciente caída en su rendimiento y percepción pública pone de manifiesto que incluso los gigantes de la tecnología no están exentos de enfrentar desafíos críticos.
En la era digital, la interdependencia de la tecnología ha alcanzado niveles sin precedentes. Compañías como Microsoft y las grandes empresas del mundo no solo dependen de la tecnología para su funcionamiento diario, sino que también son un pilar fundamental para la economía global. Esta dependencia expone una fragilidad inherente, que puede tener consecuencias significativas en diversos aspectos de nuestra vida cotidiana y en la estabilidad del planeta Tierra.
Microsoft, un titán en el ámbito tecnológico, ha sido un motor de innovación desde su fundación. Su impacto en la manera en que trabajamos, nos comunicamos y gestionamos información es innegable. Pero tal vez, el estancamiento en la innovación, los problemas internos y las estrategias fallidas, son los principales motivos que han llevado a la actual situación de debilidad a Microsoft. Una situación que refleja claramente una vulnerabilidad que no solo afecta a la empresa, sino que tiene el potencial de sacudir todo el sector tecnológico.
La dependencia de Microsoft por parte de innumerables empresas y servicios significa que cualquier debilidad en su estructura puede tener un efecto dominó en la economía global.
Aerolíneas, bancos y servicios: La conexión del mundo en riesgo.
Las aerolíneas son un ejemplo de empresas cuya operación y subsistencia está profundamente entrelazada con la tecnología. Desde la gestión de vuelos y la reserva de boletos hasta la seguridad y la eficiencia del combustible, cada aspecto de la aviación moderna depende de sistemas tecnológicos avanzados. Sin embargo, esta dependencia también las hace vulnerables a fallos tecnológicos y ciberataques. Sin ir más lejos, los recientes incidentes de interrupciones masivas en los sistemas de aerolíneas han demostrado cuán frágil puede ser esta dependencia. Un simple fallo en un sistema de control puede dejar en tierra cientos de vuelos, afectando a miles de pasajeros y generando pérdidas económicas significativas.
Además, en un mundo cada vez más interconectado, la capacidad de las aerolíneas para operar sin problemas es crucial para la economía global y la movilidad humana.
Y es que hasta día de hoy, sigue habiendo varias aerolíneas que no han superado la caída de la multinacional estadounidense con sede en Redmond. Según datos de FlightAware, el pasado domingo, se han registrado 1.561 cancelaciones de vuelos nacionales e internacionales.
Incluso la banca ha sufrido dicha caída. Mismamente, la herramienta de envío de dinero Bizum no pudo actualizar de forma correcta sus cotizaciones en cada entidad bancaria.
Un riesgo que ha llegado también a algunas aplicaciones o funciones telemáticas de algunos Ayuntamientos. Numerosos usuarios no pudieron realizar de forma correcta trámites a través de las webs, obstaculizando aún más las diligencias administrativas y burocráticas.
Samuel Harris Altman (co-fundador del ChatGPT) ya advertía en mayo del año pasado, en el Senado estadounidense, los beneficios y los riesgos de la tecnología revolucionaria y él mismo decía «si la inteligencia artificial sale mal, puede salir muy mal». Sam Altman, como es conocido popularmente, se ha convertido en estos últimos años en una especie de portavoz de la floreciente industria tecnológica. Y es que tras su dimisión en la empresa que creó la plataforma de ChatGPT llamada OpenAI, se incorporó a la dirección ejecutiva de Microsoft en un panorama que aparentemente puede llegar a ser desolador para la cúpula de la empresa.
Pero ¿»quién» o más bien «qué» está detrás de toda esta problemática?
Pues la propia empresa tecnológica ya ha confirmado que se trata de una nueva actualización corrupta en el software, es decir el origen deriva de la empresa de ciberseguridad «CrowdStrike». Uno de sus antivirus destinados al sistema operativo Windows de Microsoft estaría detrás del bloqueo que afecta a miles de equipos. CrowdStrike, siendo uno de los mayores proveedores de software de seguridad parece que en esta ocasión, ha provocado un infinito bucle de reinicios en los equipos que han actualizado las nuevas versiones.
Esta deriva de los gigantes tecnológicos como Microsoft y las cuantiosas empresas dependientes de las nuevas tecnologías nos recuerdan que, aunque la tecnología puede ser enormemente fructífera y un poderoso motor de progreso, también es una fuente de fragilidad. Un toque de atención para darnos cuenta de que debemos de adoptar una visión a largo plazo para invertir en dinámicas innovadoras y estrategias robustas de gestión de la tecnología. Esta idea ha sido expresada numerosas veces por Sam Altman. «Queremos ser claros al respecto. Queremos trabajar con el gobierno para evitar que esto (caos tecnológico e informativo) ocurra […] Creo que sería muy sensato regular este tema»