La reciente DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) que ha afectado a la Comunidad Valenciana destaca la creciente necesidad de infraestructura de protección. Valencia ha sufrido importantes inundaciones debido a fuertes lluvias, las cuales han desbordado los sistemas de drenaje y han afectado a numerosas viviendas, infraestructuras y cultivos. En Tokio, para mitigar riesgos similares, se ha construido el monumental “Sistema de Drenaje Subterráneo del Área Metropolitana”, una red subterránea conocida como la “catedral subterránea”. Esta estructura, situada en la ciudad de Kasukabe, se extiende bajo tierra y tiene la capacidad de almacenar hasta 670,000 metros cúbicos de agua, evitando que la ciudad se vea afectada por lluvias intensas y tifones.
La experiencia japonesa ofrece una lección importante: invertir en infraestructura subterránea de almacenamiento y canalización de agua podría ser clave para Valencia y otras regiones propensas a eventos de lluvias intensas. Con los eventos meteorológicos extremos en aumento debido al cambio climático, ciudades en zonas vulnerables como la Comunidad Valenciana podrían considerar estructuras similares para proteger a sus comunidades y economías.
La “catedral” subterránea de Tokio se convierte así en un ejemplo de cómo la planificación urbana y la ingeniería avanzada pueden adaptarse a la naturaleza cambiante del clima global, brindando una ruta a seguir para mitigar los efectos devastadores de las inundaciones en regiones como Valencia.
Y es que Tokio, una de las ciudades más densamente pobladas del mundo, enfrenta constantes amenazas de inundaciones debido a tifones y fuertes lluvias estacionales. Para combatir este riesgo, la ciudad ha construido una impresionante red de túneles subterráneos. Este sistema, terminado en 2006, se encuentra al norte de Tokio, y consta de enormes depósitos y túneles que desvían el agua de lluvia y la almacenan, evitando que las zonas residenciales y comerciales de Tokio se inunden.
Los pilares gigantes, de hasta 18 metros de altura, se asemejan a las columnas de una catedral, lo que ha llevado a su apodo. Cuando los niveles de agua alcanzan su capacidad máxima, potentes bombas expulsan el agua hacia el río Edo, alejándola de la ciudad. Esta maravilla de la ingeniería es un ejemplo del compromiso de Japón con la tecnología y la infraestructura para proteger a su población, destacando cómo las ciudades pueden prepararse contra los efectos extremos del cambio climático y fenómenos meteorológicos cada vez más severos.
Miki Inaoka, experta en desastres de la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA) en algunas declaraciones y entrevistas realizadas en varios medios de comunicación afirmaba que «incluso en las ´décadas de 1950 y 1060, cuando los japoneses se estaban recuperando de la guerra, el gobierno estaba invirtiendo del 6% al 7% del presupuesto nacional en desastres y reducción de riesgos».
No es asunto menor que durante lo que va de este siglo las lluvias han aumentado significativamente y se estima que durante los próximos años seguirán aumentando entre el 10% y el 19% de las lluvias actuales.