El secuestro de carbono: una herramienta clave en la lucha contra el cambio climático

En los últimos tiempos, el concepto de secuestro de carbono ha cobrado relevancia como una estrategia complementaria a la transición energética basada en fuentes renovables. A medida que los efectos del cambio climático se hacen más evidentes y las emisiones de gases de efecto invernadero siguen en aumento, científicos, gobiernos y empresas buscan soluciones para reducir la concentración de dióxido de carbono (CO₂) en la atmósfera.

El secuestro de carbono es el proceso de captura y almacenamiento de CO₂ con el fin de mitigar su impacto en el calentamiento global. Existen dos enfoques principales para llevarlo a cabo: el secuestro natural, basado en estrategias indirectas como la reforestación y la regeneración de ecosistemas, y el secuestro artificial o tecnológico, que implica la captura del CO₂ directamente de fuentes industriales o del aire y su posterior almacenamiento en formaciones geológicas subterráneas o su reutilización en procesos industriales.

¿Por qué es necesario el secuestro de carbono?

Aunque la descarbonización de la economía mundial mediante la expansión de las energías renovables es una prioridad, la velocidad de la transición no es suficiente para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París. Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), para limitar el calentamiento global a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales, no solo es necesario reducir las emisiones, sino también eliminar el exceso de CO₂ ya presente en la atmósfera.

Aquí es donde el secuestro de carbono juega un papel crucial. A diferencia de las energías renovables, que evitan nuevas emisiones, las tecnologías de captura y almacenamiento de carbono (CAC) permiten reducir la concentración actual de CO₂, algo esencial para contrarrestar sectores difíciles de descarbonizar, como la industria del cemento, el acero y la aviación.

Estrategias de secuestro de carbono

  • Reforestación y restauración de ecosistemas

Los bosques, manglares, turberas y suelos agrícolas saludables actúan como sumideros naturales de carbono, absorbiendo CO₂ a través de la fotosíntesis. Proyectos de reforestación y regeneración de ecosistemas degradados han demostrado ser una forma efectiva de capturar carbono, al tiempo que generan beneficios adicionales, como la conservación de la biodiversidad y la mejora de los recursos hídricos.

Sin embargo, esta estrategia tiene limitaciones. La capacidad de los ecosistemas para almacenar carbono es finita y puede verse afectada por incendios, plagas o cambios en el uso del suelo. Además, los árboles tardan décadas en alcanzar su máximo potencial de absorción de CO₂, lo que hace necesario combinar esta solución con enfoques tecnológicos.

  • Captura y almacenamiento de carbono (CAC)

Las tecnologías de CAC permiten capturar CO₂ de fuentes industriales antes de que llegue a la atmósfera. Este gas se transporta y se almacena en formaciones geológicas profundas, como antiguos yacimientos de petróleo y gas o acuíferos salinos. En algunos casos, el CO₂ se reutiliza en procesos industriales, como la producción de combustibles sintéticos o materiales de construcción.

Empresas de países como Noruega, Canadá y Estados Unidos ya han implementado proyectos a gran escala de almacenamiento geológico, aunque los costos siguen siendo elevados y se requieren incentivos políticos y económicos para su expansión.

  • Captura directa de aire (DAC)

Otra tecnología emergente es la captura directa de aire (DAC, por sus siglas en inglés), que filtra el CO₂ directamente de la atmósfera. Empresas como Climeworks y Carbon Engineering han desarrollado plantas piloto capaces de extraer CO₂ del aire y almacenarlo bajo tierra o convertirlo en productos como combustibles sintéticos o carbonatos minerales.

A pesar de su gran potencial, la DAC enfrenta desafíos en términos de consumo energético y costos operativos. No obstante, a medida que la tecnología avance y los precios bajen, podría convertirse en una herramienta clave para alcanzar la neutralidad de carbono.

Desafíos y críticas

A pesar de su atractivo, el secuestro de carbono no está exento de críticas. Algunos expertos advierten que podría convertirse en una excusa para retrasar la eliminación de los combustibles fósiles, permitiendo a las empresas seguir emitiendo CO₂ con la promesa de capturarlo más adelante.

Otro problema es el costo y la viabilidad a gran escala. La implementación de tecnologías de captura y almacenamiento de carbono requiere inversiones multimillonarias y marcos regulatorios sólidos. Además, el almacenamiento geológico debe garantizar la seguridad a largo plazo para evitar filtraciones de CO₂.

Una herramienta complementaria, no sustitutiva

El secuestro de carbono no debe verse como una alternativa a la transición energética, sino como una estrategia complementaria. La prioridad sigue siendo la reducción drástica de emisiones mediante la electrificación, el uso de energías renovables y la eficiencia energética. Sin embargo, dado que algunos sectores seguirán emitiendo CO₂ en el futuro previsible, el secuestro de carbono puede ayudar a compensar esas emisiones residuales y acelerar el camino hacia la neutralidad climática.

Para que esta estrategia sea efectiva, es fundamental combinar soluciones naturales y tecnológicas, fomentar la inversión en investigación y desarrollo, y establecer políticas que incentiven la captura y almacenamiento de carbono sin comprometer la reducción de emisiones en origen. El futuro del clima dependerá de nuestra capacidad para implementar un enfoque integral y ambicioso en la lucha contra el calentamiento global.

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